martes, 1 de noviembre de 2011
Él lo más parecido que tendré.
Y se cansó. Se cansó de conversaciones sosas y cariños vacíos. Se cansó de él y de sus paranoias, de él y sus excusas. Se cansó de que la dejara plantada y de que le dijera a otras lo mismo que a ella. Se cansó hasta el punto en el que abrió los ojos e hizo lo que tenía que hacer. Y una vez abrió los ojos, no sólo se dió cuenta de que estaba mejor sin él, sino de que había tenido en frente de sus narices la respuesta a sus problemas. El que años atrás había sido un amigo, un buen amigo, ahora le sonreía de un modo especial. Ninguno de los dos dudaron en que era el momento para retomar aquella amistad prácticamente dónde lo dejaron y averiguar qué habría pasado si no se hubieran distanciado. Se quieren. En realidad, siempre se quisieron pero nunca supieron aceptar las señales. Ahora se alegran de haberlas sabido interpretar a tiempo, pues en sus corazones poco a poco brota algo que nunca antes sintieron. Y ambos saben que no se cansarán el uno del otro.
Publicado por
Ainhoa Rodriguez
en
11:49
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